19 d’octubre del 2005

ITE-110. Llenos de gozo

Mn. Miquel

Todos nos hacíamos una pregunta: ¿Cómo responderán los jóvenes a esta convocatoria, sin estar presente su creador, con aquel carisma, tan propio de él, que tenía para la juventud?
Benedicto XVI era un desconocido para los jóvenes y su carisma no son precisamente los gestos, como Juan Pablo II, sino más bien la sobriedad en la manifestación.
Pero me parece que es evidente que nos equivocamos que los jóvenes participan para estar junto a Juan Pablo II o Benedicto XVI. Los jóvenes están presentes porque, en la figura del Papa, sea el que sea, ellos ven al Vicario de Cristo, al sucesor de Pedro, al mismo Cristo.
¿Qué político, qué estadista, qué artista, por muchos fans que tenga, puede hacer una convocatoria a la que asistan un millón de jóvenes? ¿Cómo podemos explicárnoslo? Además, a estos jóvenes no se les convoca para bailar, para contornear el cuerpo y escuchar a sus ídolos, sino para rezar, para llevar una cruz, para estar en silencio y sin moverse durante muchas horas, para participar en una vigilia de oración, en una Eucaristía y en una catequesis en los días precedentes.
A mi modo de ver, podríamos decir que las palabras de Jesucristo han resonado en nuestras conciencias con más fuerza que nunca. “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Esto es lo que ven los jóvenes en el Santo Padre, sea quien sea y proceda de donde proceda.
Tuve la oportunidad de ver por televisión, aunque fuera unos breves momentos, la grandiosa multitud de jóvenes que llenaban a rebosar la inmensa explanada en la que se celebraba la Eucaristía. Era todo un gozo y una alegría ver a tantos millares de jóvenes con sus banderas, sus pancartas y sus insignias, procedentes de lugares tan diferentes y apartados, en busca de la persona de Cristo, como en otros tiempos los Reyes de Oriente iban buscando al niño que acababa de nacer y dijeron a Herodes: “Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Estos jóvenes, también movidos por la estrella de su fe, salieron a la búsqueda de Jesús, para adorarlo.
En este mes de octubre, mes misionero por excelencia, sintamos todos este impulso de evangelización y ayudemos económicamente al esfuerzo de los misioneros a través de la colecta del Domund.