Aún hoy sigue habiendo minas antipersona diseminadas sobre una superficie de 200 000 kilómetros cuadrados en 84 países del mundo; trece países fabrican minas o se reservan el derecho de hacerlo —entre ellos, Estados Unidos, Rusia, la India, Pakistán, China y Vietnam— y hay grupos armados que las utilizan en otras tantas regiones del mundo. Tal es la situación, en ligera mejora con respecto al pasado, que nos encontramos en este primer Día mundial de lucha contra las minas, promovido por la ONU. Esta iniciativa pretende llamar la atención sobre la difícil labor de desactivar las minas, que se lleva a cabo en 37 países donde, en 2004 se peinaron 135 kilómetros cuadrados de terreno (las mayores operaciones tuvieron lugar en Afganistán y en Camboya) para permitir a los ciudadanos llevar una vida normal. Para el año 2009 se prevé que se hayan desminado completamente los campos de Bosnia, el Chad, Níger y Tailandia, aunque parece un objetivo difícil de cumplir. El coste humano de las minas es muy elevado: según la Campaña italiana contra las minas antipersona, cada año mueren entre 15.000 y 20.000 civiles víctima de las minas aún existentes.
El continente africano necesita aproximadamente un millón de nuevos trabajadores del ámbito sanitario para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de aquí a 2015, según declaró el secretario general de la ONU Kofi Annan, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud. “Aunque la población mundial está creciendo, el número de trabajadores sanitarios está disminuyendo en muchos países en vías de desarrollo. Para mejorar la salud de la gente hay que invertir en el personal.” Annan instó a los Gobiernos, las organizaciones y la sociedad a que promuevan y defiendan la sanidad pública y recordó que, en el sur del mundo, el sector depende de las enormes dificultades económicas y que, a menudo, las pocas infraestructuras existentes se encuentran en ruinas. Si no se responde con rapidez al problema africano, añadió el Secretario General, no podrán emprenderse muchos programas necesarios, como el de inmunización pediátrica, por lo que muchas enfermedades de fácil curación, además de las muertes causadas en el parto, seguirán estando entre las principales causas de muerte en el continente. En la Declaración del Milenio, firmada en septiembre de 2000, los 191 Estados miembros de la ONU se comprometieron a detener, para el año 2015, la expansión del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y la incidencia de la malaria y otras enfermedades; también se fijaron como prioridad erradicar el hambre y la pobreza, garantizar una educación primaria universal, y garantizar el respeto al medio ambiente y la participación mundial en el desarrollo.
Los cristianos nigerianos, que han perdido a decenas de seres queridos en ataques motivados por la religión, han sorprendido a sus agresores al renunciar a las represalias y al comprometerse aún más con su fe. En sus revelaciones sobre las estremecedoras dimensiones de la ráfaga de violencia que barrió en febrero el norte de Nigeria, la hermana Christiana Akpah explicó a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que los islamistas del Estado de Borno (nordeste de Nigeria) son incapaces de entender la determinación de las comunidades cristianas de perdonar a sus agresores.
Más de tres meses después de los ataques, la hermana Christiana de la localidad de Shuwa (a unos 170 kilómetros de Maiduguri) describe cómo los cristianos están intentando superar una de las peores sucesiones de actos violentos en la historia reciente de la región.
El viernes 17 de febrero, 58 personas fueron asesinadas en Borno, y casi 50 iglesias fueron asaltadas. Cientos de tiendas y negocios también fueron objeto de la destrucción. La violencia se desató a raíz de las viñetas del profeta Mahoma aparecidas en los medios de comunicación occidentales. Los ataques, que fueron especialmente numerosos en Maiduguri, la capital regional de Borno, formaban parte de un ciclo de violencia más amplio que acabó con la vida de 300 cristianos en todo el norte de Nigeria.
No obstante, y según la hermana Christiana, los católicos y protestantes de Maiduguri hicieron caso del llamamiento a la no violencia de sus líderes. La religiosa, perteneciente a las Hermanas Agustinas de Jesús Misericordioso, explicó que sobre todo desde los ataques, los templos están llenos a rebosar, hasta tal punto que han tenido que colocar toldos para la gente que se queda fuera. Según la hermana: “Esto nos anima a todos sobremanera porque los musulmanes dicen que los cristianos deben de tener algo especial porque a pesar de lo que nos han hecho, nosotros seguimos acudiendo a la iglesia sin buscar represalias.
Como asociación dedicada al apoyo a los cristianos que sufren, Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) está subvencionando la reconstrucción de la casa parroquial adyacente a la catedral de Kontagora, una de las zonas del norte de Nigeria que padeció los ataques.
En el 50º aniversario de su fundación, el San Javier College, instituto surgido en Ahmedabad (India), continua siendo considerado por todos, católicos o no, como un ejemplo de buena instrucción. El Colegio recibió (único entre los Colegios del Estado en Gurajat) una mención entre los 50 “institutos de excelencia” seleccionados a nivel federal. Es un reconocimiento prestigioso, asignado por la comunidad civil, que reconoce el óptimo trabajo, la seriedad y la competencia que ha distinguido siempre al instituto fundado y dirigido por los jesuitas.
El San Javier College es uno de los dos colegios cristianos en Gujarat: el otro es el que se levanta en Rajikot, y está dirigido por la Congregación de las Carmelitas de María Inmaculada.
El actual presidente, el jesuita Padre Francis Pramar, declaró que el Colegio, en el año de sus bodas de oro, quiere ampliar sus infraestructuras y su oferta formativa para estar siempre al paso de los tiempos, en una cultura en continuo cambio. Esta escuela ha sido elogiada también por la prensa local del estado de Gujarat, que con frecuencia es crítica respecto a la Iglesia católica, en un estado donde los movimientos integristas de matriz hindú veces son incluso violentos hacia las instituciones cristianas.
La beatificación de Pedro Kassui Kibe y de otros 187 mártires japoneses del siglo XVII será un acontecimiento extraordinario para la Iglesia japonesa, que traerá entusiasmo, inmensa alegría y consuelo espiritual al pequeño rebaño de fieles católicos del país del Sol Naciente. Según declaraciones del Padre Fuyuki Hirabaschi, secretario de la Conferencia Episcopal del Japón, la Congregación Vaticana para la Causa de los Santos acaba de dar su aprobación para la beatificación de 188 miembros de la comunidad nipona.
El teólogo filipino Jose Vidamor Yu, en una intervención sobre los mártires de la Iglesia en Asia, observó: “Los mártires, luminosos modelos cristianos, han mostrado un testimonio de fe y una obra extraordinaria para el crecimiento de la Iglesia en Asia. Los asiáticos elevados al honor de los altares han plantado la fe cristiana en el seno de las más antiguas tradiciones y religiones del mundo. Su sangre ha contribuido al crecimiento de la Iglesia. Su martirio ha sido una fuente fecunda de riqueza espiritual y un gran instrumento de evangelización”.
Según el teólogo, “los ejemplos de los mártires cristianos son un estímulo para los misioneros que incansablemente dedican la propia vida a la obra evangelizadora de la Iglesia en Asia. Los misioneros deberían inspirarse también en cuantos han vivido la esencia del mensaje cristiano. La vocación al martirio o al testimonio no es sólo un don de la persona a Dios, sino también un don a la Iglesia y a Asia”.