Con motivo de la Navidad el P. Ramón Vicens nos ha enviado una circular desde Tanzania, de la cual resumimos algunos párrafos:
Estuve en España para un mes y medio de vacaciones. Durante esos días acompañé a mi obispo, Monseñor Antonio Mayala y al padre Renatus Nkwande, encargado de la economía de la diócesis de Mwanza, en su visita a España. Los Padres Blancos de Tanzania le habían regalado un viaje a Europa con ocasión de sus 25 años de obispo y él escogió visitar España, pero también aprovechó esos días para presentar algunos proyectos de desarrollo de su diócesis a algunas ONG que visitamos.
La primera semana la pasamos en Barcelona. Nos hospedamos en casa de mi madre. Ella fue nuestra cocinera. La parroquia hermana de Santa Eulalia nos recibió muy calurosamente desde el mismo instante en que llegamos al aeropuerto. Al día siguiente de nuestra llegada nos acompañaron al Monasterio de Montserrat y también visitamos Manresa y rezamos en la Cueva donde san Ignacio escribió el libro de los Ejercicios Espirituales. También nos acompañaron a visitar, en Barcelona, el templo de la Sagrada Familia, la catedral, Santa María del Mar, la basílica de la Merced, el barrio gótico, etc. Incluso lograron conseguirnos una visita guiada al Palau de la Generalitat y al Ayuntamiento, con guía en inglés. La visita de rigor al arzobispo de Barcelona, acompañados del delegado de Misiones y la cena con los miembros del Consejo Pastoral de la parroquia de Santa Eulalia fueron ejercicios privilegiados de “Comunión de Iglesias”.
De Barcelona nos fuimos a Madrid con una parada en Benicasim para visitar al padre Celestino Fogué, compañero padre blanco español que había trabajado en nuestra diócesis de Mwanza y que nuestro obispo quería saludar. Pasamos en Madrid seis días y nos hospedamos en la Casa Provincial de los Padres Blancos. Visitamos despachos de organismos no gubernamentales de ayuda al Tercer Mundo. Empezamos con Manos Unidas para agradecerles su larga historia de ayuda a proyectos de enseñanza y promoción de la infancia y de la mujer en la diócesis de Mwanza. Aprovechamos para dejarles a su consideración otro proyecto. Visitamos también la casa de la Conferencia Episcopal Española y el despacho del Fondo “Nueva Evangelización”. No faltaron tampoco nuestras visitas a los despachos de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Medicus Mundi y algunas ONG más, donde pudimos dejar algún otro proyecto. Como nuestra semana en Madrid coincidió con el puente de Todos los Santos, aprovechamos para visitar Ávila y Toledo. Fuimos también a ver a la madre y hermanas de José Vicente Sotillo, mi compañero de parroquia. Su madre, con sus 101 años, todavía está atenta a todo lo que pasa a su alrededor.
El sábado 4 de noviembre salimos en autobús hacia Fátima y Santiago de Compostela. De Fátima nos impresionó sobre todo la capilla de las apariciones y la fe sencilla y sincera de muchos peregrinos. En Santiago de Compostela concelebramos la misa de los peregrinos en la catedral que estaba llena y tuvimos la suerte de ver funcionar el “botafumeiro”. Pasamos el resto del tiempo visitando la universidad, el seminario y algunas iglesias.
De regreso a Barcelona aún tuvimos tiempo para una visita rápida a la Seu d’Urgell. No tuvimos la suerte de ver al obispo pero el delegado de Misiones nos organizó muy bien el día. Visitamos la catedral y el museo, grabamos media hora para Ràdio Principal y comimos en el seminario donde me encontré con antiguos profesores y compañeros.
La visita de mi obispo a España llegó a su fin el 12 de noviembre cuando le acompañé al aeropuerto del Prat para coger un vuelo para Roma y Dar es Salaam.
Las tres semanas de vacaciones que me quedaban pasaron rapidísimas. Fui a ver a los médicos que me habían operado de la próstata y de la fístula y, después de hacerme varias pruebas y análisis me encontraron lo suficientemente sano para volver a Tanzania.
El día 7 de diciembre emprendía el viaje de vuelta a Tanzania. Desde el avión pudimos disfrutar de la vista del desierto y del río Nilo durante largos ratos. Dar es Salaam nos recibió tan calurosa y húmeda como Barcelona en los peores días de verano. Una anécdota del viaje. En el control de equipajes de Dar es Salaam, camino de Mwanza vieron algo sospechoso en mi equipaje de mano. Me abrieron el bolso y pronto encontraron el objeto de su sospecha. Era una longaniza que me había regalado m icuñada. Seguramente que no habrían visto ninguna en su vida. Me hicieron un montón de preguntas sobre ella a las que respondí con amabilidad. Mi longaniza pasó por varias manos y no lo acababan de ver claro. Decidieron hacerla pasar otra vez por el escáner y me volvieron a hacer más preguntas. Cuando ya pensaba que me la confiscarían, me la volvieron a poner en el bolso. Mejor nos sabrá cuando nos la comamos estas Navidades.
No os olvido en mis oraciones. Un abrazo a todos.
Ramón Vicens
Estuve en España para un mes y medio de vacaciones. Durante esos días acompañé a mi obispo, Monseñor Antonio Mayala y al padre Renatus Nkwande, encargado de la economía de la diócesis de Mwanza, en su visita a España. Los Padres Blancos de Tanzania le habían regalado un viaje a Europa con ocasión de sus 25 años de obispo y él escogió visitar España, pero también aprovechó esos días para presentar algunos proyectos de desarrollo de su diócesis a algunas ONG que visitamos.
La primera semana la pasamos en Barcelona. Nos hospedamos en casa de mi madre. Ella fue nuestra cocinera. La parroquia hermana de Santa Eulalia nos recibió muy calurosamente desde el mismo instante en que llegamos al aeropuerto. Al día siguiente de nuestra llegada nos acompañaron al Monasterio de Montserrat y también visitamos Manresa y rezamos en la Cueva donde san Ignacio escribió el libro de los Ejercicios Espirituales. También nos acompañaron a visitar, en Barcelona, el templo de la Sagrada Familia, la catedral, Santa María del Mar, la basílica de la Merced, el barrio gótico, etc. Incluso lograron conseguirnos una visita guiada al Palau de la Generalitat y al Ayuntamiento, con guía en inglés. La visita de rigor al arzobispo de Barcelona, acompañados del delegado de Misiones y la cena con los miembros del Consejo Pastoral de la parroquia de Santa Eulalia fueron ejercicios privilegiados de “Comunión de Iglesias”.
De Barcelona nos fuimos a Madrid con una parada en Benicasim para visitar al padre Celestino Fogué, compañero padre blanco español que había trabajado en nuestra diócesis de Mwanza y que nuestro obispo quería saludar. Pasamos en Madrid seis días y nos hospedamos en la Casa Provincial de los Padres Blancos. Visitamos despachos de organismos no gubernamentales de ayuda al Tercer Mundo. Empezamos con Manos Unidas para agradecerles su larga historia de ayuda a proyectos de enseñanza y promoción de la infancia y de la mujer en la diócesis de Mwanza. Aprovechamos para dejarles a su consideración otro proyecto. Visitamos también la casa de la Conferencia Episcopal Española y el despacho del Fondo “Nueva Evangelización”. No faltaron tampoco nuestras visitas a los despachos de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Medicus Mundi y algunas ONG más, donde pudimos dejar algún otro proyecto. Como nuestra semana en Madrid coincidió con el puente de Todos los Santos, aprovechamos para visitar Ávila y Toledo. Fuimos también a ver a la madre y hermanas de José Vicente Sotillo, mi compañero de parroquia. Su madre, con sus 101 años, todavía está atenta a todo lo que pasa a su alrededor.
El sábado 4 de noviembre salimos en autobús hacia Fátima y Santiago de Compostela. De Fátima nos impresionó sobre todo la capilla de las apariciones y la fe sencilla y sincera de muchos peregrinos. En Santiago de Compostela concelebramos la misa de los peregrinos en la catedral que estaba llena y tuvimos la suerte de ver funcionar el “botafumeiro”. Pasamos el resto del tiempo visitando la universidad, el seminario y algunas iglesias.
De regreso a Barcelona aún tuvimos tiempo para una visita rápida a la Seu d’Urgell. No tuvimos la suerte de ver al obispo pero el delegado de Misiones nos organizó muy bien el día. Visitamos la catedral y el museo, grabamos media hora para Ràdio Principal y comimos en el seminario donde me encontré con antiguos profesores y compañeros.
La visita de mi obispo a España llegó a su fin el 12 de noviembre cuando le acompañé al aeropuerto del Prat para coger un vuelo para Roma y Dar es Salaam.
Las tres semanas de vacaciones que me quedaban pasaron rapidísimas. Fui a ver a los médicos que me habían operado de la próstata y de la fístula y, después de hacerme varias pruebas y análisis me encontraron lo suficientemente sano para volver a Tanzania.
El día 7 de diciembre emprendía el viaje de vuelta a Tanzania. Desde el avión pudimos disfrutar de la vista del desierto y del río Nilo durante largos ratos. Dar es Salaam nos recibió tan calurosa y húmeda como Barcelona en los peores días de verano. Una anécdota del viaje. En el control de equipajes de Dar es Salaam, camino de Mwanza vieron algo sospechoso en mi equipaje de mano. Me abrieron el bolso y pronto encontraron el objeto de su sospecha. Era una longaniza que me había regalado m icuñada. Seguramente que no habrían visto ninguna en su vida. Me hicieron un montón de preguntas sobre ella a las que respondí con amabilidad. Mi longaniza pasó por varias manos y no lo acababan de ver claro. Decidieron hacerla pasar otra vez por el escáner y me volvieron a hacer más preguntas. Cuando ya pensaba que me la confiscarían, me la volvieron a poner en el bolso. Mejor nos sabrá cuando nos la comamos estas Navidades.
No os olvido en mis oraciones. Un abrazo a todos.
Ramón Vicens
