20 de febrer del 2007

ITE-118. Noticia-Misión

Por segundo año consecutivo se convocó a los niños de todo el mundo a unirse en la oración del Santo Rosario por la paz. El momento previsto fue el 18 de octubre a las 9.00 horas. Con esta iniciativa, el Consejo Nacional de Laicos de Venezuela buscaba volver a reunir un millón de niños en oración, por la unidad y la paz. La iniciativa quiere infundir la idea de orar por la paz interior de cada ser humano, así como también por la paz y la unidad de la familia, en el país y en el mundo entero. De hecho, como recuerdan los promotores, el Rosario fue propuesto como oración por la paz. “Hoy deseo confiar a la eficacia de esta oración, la causa de la paz en el mundo y en las familias”, decía Juan Pablo II. Esta gran convocatoria no implica gastos ni movilizaciones. Consiste sencillamente en rezar el Rosario un día, a la misma hora, en aulas, patios de recreo, plazas, capillas, hospitales pediátricos, parroquias, orfelinatos o en cualquier otro lugar donde estén los niños. Según el Consejo Nacional de Laicos de Venezuela, los innumerables testimonios recibidos de la campaña del año 2005 mostraron la gran alegría y acogida de millares de niños dentro y fuera de Venezuela y por eso se ha repetido en 2006. Muchos voluntarios se afanaron en dar a conocer y motivar en la comunidad respectiva este día de oración, o también en tener la mañana de esa fecha disponible para acompañar a los niños, para que se pudiera cumplir el objetivo previsto de que tantas personas rezaran el Rosario a la vez.

Benedicto XVI considera que los responsables de Europa han de hacer que los jóvenes descubran las raíces que han forjado la identidad del viejo continente. Así lo manifestó al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Eslovenia ante la Santa Sede. “El pueblo esloveno tiene el derecho de hacer valer el alma cristiana que ha plasmado su identidad y que le ha introducido en el contexto de esa Europa, cuyas raíces más profundas sacan fuerza de la semilla evangélica, que actúa en el continente desde hace casi dos milenios”, afirmó el Papa su discurso y añadió: “la tarea que se ha de afrontar hoy consiste en encontrar los métodos para involucrar a las nuevas generaciones en el conocimiento y el aprecio de los valores del pasado, haciéndoles capaces de llevar el rico patrimonio que han heredado”. Para ello, es necesario que los jóvenes puedan conocer bien los fundamentos culturales, éticos y religiosos sobre los que su nación se ha edificado en el transcurso de los siglos. También recalcó la importancia del sistema educativo, que debe tener en cuenta los valores religiosos compartidos por la mayoría de la población, si no se quieren perder los rasgos más específicos de la fisonomía nacional.

"San Francisco Javier fue un misionero que llevó desde Europa el anuncio del Evangelio a Oriente. Hoy, muchas cosas han cambiado y se necesitan misioneros que del Oriente vayan hacia Occidente, porque hay que volver a evangelizar Europa”. Este es el pensamiento de Anthony Cho, un fraile franciscano y sacerdote de Singapur que quiere que su vida transcurra en misión en el continente europeo. El P. Anthony se dio cuenta del proceso de secularización de Occidente cuando estudió teología en Gran Bretaña y Canadá. Según él, “En Europa hay mucho trabajo que hacer. Como dice el Santo Padre, se necesita un vasto trabajo de nueva evangelización. Las vocaciones están en decadencia y los templos están vacíos. Nosotros, que en Asia hemos recibido de Europa el tesoro del mensaje de Cristo, estamos hoy llamados a devolver este don, ayudando a las Iglesias europeas en esta misión”. Un periodo de la formación del El P. Anthony ha transcurrido también en India, donde ha participado de las ceremonias litúrgicas vibrantes de cantos y danzas, inspiradas en una oración intensa y opina que “Debemos intentar crear este clima en los templos occidentales, implicando a los jóvenes y hablándoles a su corazón”.