En el Chad meridional, los agentes del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) están exhortando a las autoridades competentes a trasladar cerca de 10.000 refugiados procedentes de la República Centroafricana (RCA),. que huyeron de su país en las primeras semanas de junio a causa de los desórdenes. Los refugiados centroafricanos, muchos de los cuales no trajeron nada consigo, se encuentran actualmente en 17 aldeas en las cercanías de la ciudad de Gore, en el Chad, y corren el riesgo de quedar excluidos de las ayudas humanitarias cuando empiece la estación de las lluvias.
En espera de que sea posible su traslado, el ACNUR ha distribuido a los refugiados ayudas de emergencia como telas de plástico, mantas y alimentos de alto contenido proteico suministrados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). También los habitantes de las aldeas locales están haciendo lo posible para prestar ayuda a los refugiados, que hasta ahora han vivido en frágiles alojamientos construidos con hojas y bastones. Muchos niños y mujeres muestran signos de malnutrición. De hecho, los refugiados se ven obligados a alimentarse con lo que encuentran en el bosque (raíces, frutos selváticos y hojas) y a beber agua del río. Las medidas higiénicas son, por tanto, extremadamente precarias.
Los últimos refugiados llegados al Chad habían escapado del norte de la RCA durante las primeras tres semanas de junio a causa de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados no identificados. Después del 21 de junio no se ha registrado ninguna nueva llegada. Pese a que después de los incidentes del 3 de junio en la RCA septentrional no se hayan referido otros desórdenes, estos refugiados afirman no tener intención, por lo menos por el momento, de regresar a sus aldeas ante el temor de ulteriores violencias. En el Chad meridional hay ya 30.000 refugiados procedentes de la RCA, huéspedes del campo de Amboko, en la provincia de Gore y del campo de Yaroungou, en la provincia de Danamadji. La mayoría de ellos ha llegado hasta allí después del golpe militar del 2003. El Chad acoge también a más de 200.000 refugiados sudaneses procedentes de la región del Darfur, que viven actualmente en 12 campos en la parte oriental del país.
Nuevas esperanzas, fundadas esta vez, para las poblaciones africanas gravemente afectadas por la plaga del SIDA, que mina gran parte de las personas que viven en condiciones precarias y de necesidad. El hecho de que la vacuna italiana contra el SIDA, basada en la proteína TAT haya superado la primera fase de la experimentación representa, finalmente, una noticia positiva para los tantos misioneros que trabajan en todo el mundo con los enfermos terminales de SIDA.
La vacuna, que ha sido puesta a punto por un equipo de investigadores del Instituto Superior de Sanidad Italiano coordinados por Barbara Ensoli, seguramente es bien tolerada y capaz de estimular la respuesta inmunitaria deseada en los voluntarios sanos seropositivos.
La primera fase de experimentación en el hombre tuvo como principal objetivo verificar la seguridad de la vacuna, es decir, la ausencia de toxicidad para el organismo humano. La segunda fase del estudio se llevará a cabo en Italia y en África, donde la infección está ampliamente difundida.
La TAT es una proteína reguladora del virus, un motor del virus. Esta vacuna no es capaz de evitar la entrada del virus, sino de bloquear su funcionamiento impidiéndole que se replique. Su función preventiva deriva precisamente de su capacidad de conseguir detener las primeras fases de replicación del virus. Cuando el virus infecta, entra en una célula e inicia un mecanismo de proliferación que genera muchas parejas de virus que se difunden en el organismo. Si se consigue detener esta primera fase, el virus ya no es capaz de duplicarse. En las experimentaciones preclínicas que se llevaron a cabo con simios, el virus entró en la célula pero no se produjo la replicación y, por tanto, la infección no evolucionó. Esto significa que en los animales la vacuna ha conseguido detener la infección en fases tan precoces que la infección misma no ha conseguido desarrollarse.
También es posible una acción menos eficaz de la vacuna y que el virus consiga iniciar un ciclo replicativo que, todavía, puede ser tenido bajo control por un sistema inmunitario que funciona. Datos contrastados y solventes publicados en la literatura científica internacional atestiguan que son precisamente las primeras fases de la infección las que determinan la evolución de la enfermedad. En este caso, pues, se ha conseguido, siempre con los simios, controlar totalmente el proceso replicativo y evitar la proliferación de la enfermedad.
En espera de que sea posible su traslado, el ACNUR ha distribuido a los refugiados ayudas de emergencia como telas de plástico, mantas y alimentos de alto contenido proteico suministrados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). También los habitantes de las aldeas locales están haciendo lo posible para prestar ayuda a los refugiados, que hasta ahora han vivido en frágiles alojamientos construidos con hojas y bastones. Muchos niños y mujeres muestran signos de malnutrición. De hecho, los refugiados se ven obligados a alimentarse con lo que encuentran en el bosque (raíces, frutos selváticos y hojas) y a beber agua del río. Las medidas higiénicas son, por tanto, extremadamente precarias.
Los últimos refugiados llegados al Chad habían escapado del norte de la RCA durante las primeras tres semanas de junio a causa de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y grupos armados no identificados. Después del 21 de junio no se ha registrado ninguna nueva llegada. Pese a que después de los incidentes del 3 de junio en la RCA septentrional no se hayan referido otros desórdenes, estos refugiados afirman no tener intención, por lo menos por el momento, de regresar a sus aldeas ante el temor de ulteriores violencias. En el Chad meridional hay ya 30.000 refugiados procedentes de la RCA, huéspedes del campo de Amboko, en la provincia de Gore y del campo de Yaroungou, en la provincia de Danamadji. La mayoría de ellos ha llegado hasta allí después del golpe militar del 2003. El Chad acoge también a más de 200.000 refugiados sudaneses procedentes de la región del Darfur, que viven actualmente en 12 campos en la parte oriental del país.
Nuevas esperanzas, fundadas esta vez, para las poblaciones africanas gravemente afectadas por la plaga del SIDA, que mina gran parte de las personas que viven en condiciones precarias y de necesidad. El hecho de que la vacuna italiana contra el SIDA, basada en la proteína TAT haya superado la primera fase de la experimentación representa, finalmente, una noticia positiva para los tantos misioneros que trabajan en todo el mundo con los enfermos terminales de SIDA.
La vacuna, que ha sido puesta a punto por un equipo de investigadores del Instituto Superior de Sanidad Italiano coordinados por Barbara Ensoli, seguramente es bien tolerada y capaz de estimular la respuesta inmunitaria deseada en los voluntarios sanos seropositivos.
La primera fase de experimentación en el hombre tuvo como principal objetivo verificar la seguridad de la vacuna, es decir, la ausencia de toxicidad para el organismo humano. La segunda fase del estudio se llevará a cabo en Italia y en África, donde la infección está ampliamente difundida.
La TAT es una proteína reguladora del virus, un motor del virus. Esta vacuna no es capaz de evitar la entrada del virus, sino de bloquear su funcionamiento impidiéndole que se replique. Su función preventiva deriva precisamente de su capacidad de conseguir detener las primeras fases de replicación del virus. Cuando el virus infecta, entra en una célula e inicia un mecanismo de proliferación que genera muchas parejas de virus que se difunden en el organismo. Si se consigue detener esta primera fase, el virus ya no es capaz de duplicarse. En las experimentaciones preclínicas que se llevaron a cabo con simios, el virus entró en la célula pero no se produjo la replicación y, por tanto, la infección no evolucionó. Esto significa que en los animales la vacuna ha conseguido detener la infección en fases tan precoces que la infección misma no ha conseguido desarrollarse.
También es posible una acción menos eficaz de la vacuna y que el virus consiga iniciar un ciclo replicativo que, todavía, puede ser tenido bajo control por un sistema inmunitario que funciona. Datos contrastados y solventes publicados en la literatura científica internacional atestiguan que son precisamente las primeras fases de la infección las que determinan la evolución de la enfermedad. En este caso, pues, se ha conseguido, siempre con los simios, controlar totalmente el proceso replicativo y evitar la proliferación de la enfermedad.
