El arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, confirmó que Benedicto XVI viajará a Valencia para presidir los actos finales del V Encuentro Mundial de las Familias (EMF). El Papa permanecerá en Valencia al menos dos días, el sábado 8 y el domingo 9. Al concluir la misa de la solemnidad de la Inmaculada Concepción en la catedral de Valencia, el arzobispo afirmó que “aunque todavía tardará algún tiempo en hacerse público de forma oficial, puedo confirmaros ya esta gran alegría y os invito a que recéis para que el EMF traiga muchos frutos para la fe a las familias de todo el mundo”.
Médicos de la Asociación de los Hermanos de San Juan de Dios para los Enfermos Lejanos (AFMAL) y de la Aeronáutica Militar han partido de Roma con destino a África, República de Malí, donde les esperan niños, jóvenes y ancianos ciegos con la esperanza de volver a ver. La misión humanitaria tiene un objetivo bien preciso: realizar el proyecto “devolver la luz”, que se propone combatir la ceguera provocada por enfermedades no curadas, de manera particular las cataratas, que en el África subsahariana afectan a cerca de 2 millones de personas.
En noviembre de 2004 devolvieron la vista a 250 personas, en Mali; en Benin, en junio pasado, curaron a 800 personas y realizaron 85 intervenciones de cataratas, 150 visitas cardiológicas y 50 intervenciones de cirugía general. Ahora han trasladado, además de material humanitario de primera necesidad, 2.000 gafas, fruto de una colecta de solidaridad promovida por una asociación de ópticos italianos. Se trata de un proyecto y de una iniciativa que ha cobrado enseguida el favor de la gente, a quien se les invitaba a recoger gafas en desuso.
Hasta el momento, se han realizado para este proyecto “devolver la luz”, cinco misiones humanitarias (dos en Malí, una en Benin, una en Bali y otra en Togo) con un total de 700 intervenciones quirúrgicas y casi 2500 visitas ambulatorias. Son los resultados concretos de un proyecto que, además de solucionar el problema sanitario, tiene importantes matices sociales. En estas regiones africanas, en efecto, el ciego no puede trabajar y se le asigna un “niño-guía” que hasta la mayoría de edad debe seguirlo, sacrificando en este papel su propia infancia y juventud. Gracias a estas intervenciones, no sólo muchísimos hombres y mujeres podrán volver a ver y, por lo tanto, ser útiles en sus aldeas, sino que además muchos niños tendrán la oportunidad de recobrar la libertad de correr, jugar y poder ir al colegio.
Crece el compromiso en la pastoral juvenil de la Iglesia en Myanmar (Birmania). Gracias a la presencia de los religiosos salesianos, se están multiplicando las actividades espirituales y pastorales destinadas específicamente a jóvenes, estudiantes y seminaristas. La comunidad católica también trabaja en la recuperación de jóvenes y adolescentes que no tienen instrucción, y a veces ni siquiera una familia, porque en el pasado se vieron obligados a ser niños-soldado. En la Iglesia crecen las vocaciones: en la diócesis de Hakha, hay al menos 70 seminaristas, pero en todo el país aumentan los jóvenes deseosos de ofrecer su vida a Jesucristo. En efecto, son cerca de 1.300 los estudiantes en los distintos seminarios del país, y también florecen nuevas congregaciones religiosas diocesanas. Además, la Iglesia de Myanmar apuesta mucho por los jóvenes como protagonistas de la evangelización.
Con frecuencia, numerosos jóvenes voluntarios católicos birmanos van hasta las aldeas de las áreas rurales y montañosas, donde los sacerdotes y religiosos no consiguen llegar. Ellos comparten durante algunos días la vida de la comunidad, pasando mucho tiempo con los niños. Su estilo de presencia está hecho de amor y amistad. Luego, si se lo piden, dan testimonio de su fe. Los jóvenes trabajan también muchas veces en actividades sociales, en escuelas, dispensarios, hospitales, sobre todo en las áreas remotas y gracias al auxilio de las congregaciones religiosas.
La Iglesia quiere también abrir nuevos centros pastorales de orientación vocacional, para dar a los jóvenes una instrucción y formación sobre el sentido de la vida y sobre el descubrimiento de su vocación. Los salesianos han organizado recientemente un retiro espiritual en el Seminario de la archidiócesis de Yangon, en el que han participado 83 seminaristas. En sintonía con los deseos del arzobispo local, los religiosos están elaborando una propuesta completa de planificación para las actividades de la pastoral juvenil. Mientras, se suceden las iniciativas de participación de un número cada vez mayor de jóvenes católicos y de sus coetáneos interesados en la fe. También en el centro vocacional “Don Bosco” de la diócesis de Myitkyina se han programado encuentros de orientación sobre temas cruciales como son el sentido de la vida, la relación con Dios, la vocación a la vida y al amor.
Médicos de la Asociación de los Hermanos de San Juan de Dios para los Enfermos Lejanos (AFMAL) y de la Aeronáutica Militar han partido de Roma con destino a África, República de Malí, donde les esperan niños, jóvenes y ancianos ciegos con la esperanza de volver a ver. La misión humanitaria tiene un objetivo bien preciso: realizar el proyecto “devolver la luz”, que se propone combatir la ceguera provocada por enfermedades no curadas, de manera particular las cataratas, que en el África subsahariana afectan a cerca de 2 millones de personas.
En noviembre de 2004 devolvieron la vista a 250 personas, en Mali; en Benin, en junio pasado, curaron a 800 personas y realizaron 85 intervenciones de cataratas, 150 visitas cardiológicas y 50 intervenciones de cirugía general. Ahora han trasladado, además de material humanitario de primera necesidad, 2.000 gafas, fruto de una colecta de solidaridad promovida por una asociación de ópticos italianos. Se trata de un proyecto y de una iniciativa que ha cobrado enseguida el favor de la gente, a quien se les invitaba a recoger gafas en desuso.
Hasta el momento, se han realizado para este proyecto “devolver la luz”, cinco misiones humanitarias (dos en Malí, una en Benin, una en Bali y otra en Togo) con un total de 700 intervenciones quirúrgicas y casi 2500 visitas ambulatorias. Son los resultados concretos de un proyecto que, además de solucionar el problema sanitario, tiene importantes matices sociales. En estas regiones africanas, en efecto, el ciego no puede trabajar y se le asigna un “niño-guía” que hasta la mayoría de edad debe seguirlo, sacrificando en este papel su propia infancia y juventud. Gracias a estas intervenciones, no sólo muchísimos hombres y mujeres podrán volver a ver y, por lo tanto, ser útiles en sus aldeas, sino que además muchos niños tendrán la oportunidad de recobrar la libertad de correr, jugar y poder ir al colegio.
Crece el compromiso en la pastoral juvenil de la Iglesia en Myanmar (Birmania). Gracias a la presencia de los religiosos salesianos, se están multiplicando las actividades espirituales y pastorales destinadas específicamente a jóvenes, estudiantes y seminaristas. La comunidad católica también trabaja en la recuperación de jóvenes y adolescentes que no tienen instrucción, y a veces ni siquiera una familia, porque en el pasado se vieron obligados a ser niños-soldado. En la Iglesia crecen las vocaciones: en la diócesis de Hakha, hay al menos 70 seminaristas, pero en todo el país aumentan los jóvenes deseosos de ofrecer su vida a Jesucristo. En efecto, son cerca de 1.300 los estudiantes en los distintos seminarios del país, y también florecen nuevas congregaciones religiosas diocesanas. Además, la Iglesia de Myanmar apuesta mucho por los jóvenes como protagonistas de la evangelización.
Con frecuencia, numerosos jóvenes voluntarios católicos birmanos van hasta las aldeas de las áreas rurales y montañosas, donde los sacerdotes y religiosos no consiguen llegar. Ellos comparten durante algunos días la vida de la comunidad, pasando mucho tiempo con los niños. Su estilo de presencia está hecho de amor y amistad. Luego, si se lo piden, dan testimonio de su fe. Los jóvenes trabajan también muchas veces en actividades sociales, en escuelas, dispensarios, hospitales, sobre todo en las áreas remotas y gracias al auxilio de las congregaciones religiosas.
La Iglesia quiere también abrir nuevos centros pastorales de orientación vocacional, para dar a los jóvenes una instrucción y formación sobre el sentido de la vida y sobre el descubrimiento de su vocación. Los salesianos han organizado recientemente un retiro espiritual en el Seminario de la archidiócesis de Yangon, en el que han participado 83 seminaristas. En sintonía con los deseos del arzobispo local, los religiosos están elaborando una propuesta completa de planificación para las actividades de la pastoral juvenil. Mientras, se suceden las iniciativas de participación de un número cada vez mayor de jóvenes católicos y de sus coetáneos interesados en la fe. También en el centro vocacional “Don Bosco” de la diócesis de Myitkyina se han programado encuentros de orientación sobre temas cruciales como son el sentido de la vida, la relación con Dios, la vocación a la vida y al amor.
