En México, el proyecto de reforma del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), que rige las actividades políticas del país, ha sido endurecido en contra de los ministros de culto, entre ellos los sacerdotes católicos. Se mantienen todas las restricciones vigentes culto para participar en las elecciones: no pueden ser votados bajo ninguna circunstancia y además les impide el acceso a los medios de comunicación para referirse a cualquier materia política.
Se establece que los ministros de culto, asociaciones, iglesias o agrupaciones de cualquier religión no podrán hacer campaña a favor o en contra de los candidatos, ni en los templos ni en los lugares públicos, ni en la radio, la televisión o los medios escritos.
También se les impedirá realizar o promover aportaciones económicas a un partido político, aspirante o candidato a cargo de elección popular, segregando a los ministros de culto a una categoría especial con respecto al resto de los ciudadanos que pueden expresar sus opciones políticas y ayudar económicamente, den-tro de los márgenes de la ley, a partidos o candidatos.
Como cerca del 90% de los mexicanos son católicos, siendo el segundo país con más católicos en el mundo, las nuevas disposiciones del Cofipe afectarán, sin duda, a la Iglesia Católica.
El pueblo de Dios en Filipinas necesita una formación misionera permanente, que involucre a todas las parroquias, comunidades, movimientos y asociaciones de laicos. El compromiso misionero no debe y no puede estar limitado a la Jornada Misionera Mundial y al Octubre Misionero, sino que debe ser un estilo y una modalidad que ocupe siempre la iniciativa pastoral de las Iglesias locales. Con esta afirmación, la Iglesia filipina ha lanzado de nuevo la necesidad de cursos y programas de formación misionera para los seminaristas, el clero, los religiosos y las asociaciones eclesiales. La Iglesia filipina invita a los fieles a “testimoniar y proclamar a las naciones la presencia y la venida del Reino de Dios”, en pleno respeto y con espíritu de diálogo frente a las personas de otras religiones, culturas y tradiciones, practicando la opción por los pobres con los cuales hay que actuar en plena solidaridad. El campo de la misión hoy es inmenso: los sectores más marginados de la sociedad, las comunidades indígenas, los pobres en las zonas urbanas, los inmigrantes, los refugiados y desplazados. El objetivo es promover la universalidad del mensaje cristiano, a través de la presencia, que significa testimonio y diálogo de vida, el anuncio y la oración.
Cáritas Kenia ha dado la voz de alarma sobre la precaria situación sanitaria que afecta a una parte de las más de 250.000 personas que en las últimas semanas han huido de sus hogares a causa de la ola de violencia desatada tras las pasadas elecciones. La situación es especialmente crítica en la archidiócesis de Kisumu, donde se han disparado los casos de diarrea, lo que hace temer por una epidemia de cólera.
A pesar de esta situación de riesgo sanitario, el estado nutricional de los desplazados no es, por el momento, preocupante, aunque Cáritas advierte que se trata de una situación que puede deteriorarse rápidamente si, por alguna razón, cesa el suministro de comida a los afectados.
Actualmente, los equipos de voluntarios Cáritas están distribuyendo ayuda de primera necesidad (comida, mantas, mosquiteras y enseres domésticos) a varios asentamientos de desplazados: 8.500 personas en Bungoma, 36.000 en Eldoret, 1.000 en Kericho, 800 en Mombasa y 12.500 en Nairobi, Kitale y Nakuru. También ha suministrado material sanitario urgente a ocho centros hospitalarios en Nairobi, Migori, Eldoret, Kisumu, Mombasa y Kericho.
Cáritas Kenia ha lanzado una petición urgente de ayuda para hacer frente a las necesidades de esta emergencia, al que respondió inmediatamente Cáritas Española, con el envío de 100.000 euros.
Se establece que los ministros de culto, asociaciones, iglesias o agrupaciones de cualquier religión no podrán hacer campaña a favor o en contra de los candidatos, ni en los templos ni en los lugares públicos, ni en la radio, la televisión o los medios escritos.
También se les impedirá realizar o promover aportaciones económicas a un partido político, aspirante o candidato a cargo de elección popular, segregando a los ministros de culto a una categoría especial con respecto al resto de los ciudadanos que pueden expresar sus opciones políticas y ayudar económicamente, den-tro de los márgenes de la ley, a partidos o candidatos.
Como cerca del 90% de los mexicanos son católicos, siendo el segundo país con más católicos en el mundo, las nuevas disposiciones del Cofipe afectarán, sin duda, a la Iglesia Católica.
El pueblo de Dios en Filipinas necesita una formación misionera permanente, que involucre a todas las parroquias, comunidades, movimientos y asociaciones de laicos. El compromiso misionero no debe y no puede estar limitado a la Jornada Misionera Mundial y al Octubre Misionero, sino que debe ser un estilo y una modalidad que ocupe siempre la iniciativa pastoral de las Iglesias locales. Con esta afirmación, la Iglesia filipina ha lanzado de nuevo la necesidad de cursos y programas de formación misionera para los seminaristas, el clero, los religiosos y las asociaciones eclesiales. La Iglesia filipina invita a los fieles a “testimoniar y proclamar a las naciones la presencia y la venida del Reino de Dios”, en pleno respeto y con espíritu de diálogo frente a las personas de otras religiones, culturas y tradiciones, practicando la opción por los pobres con los cuales hay que actuar en plena solidaridad. El campo de la misión hoy es inmenso: los sectores más marginados de la sociedad, las comunidades indígenas, los pobres en las zonas urbanas, los inmigrantes, los refugiados y desplazados. El objetivo es promover la universalidad del mensaje cristiano, a través de la presencia, que significa testimonio y diálogo de vida, el anuncio y la oración.
Cáritas Kenia ha dado la voz de alarma sobre la precaria situación sanitaria que afecta a una parte de las más de 250.000 personas que en las últimas semanas han huido de sus hogares a causa de la ola de violencia desatada tras las pasadas elecciones. La situación es especialmente crítica en la archidiócesis de Kisumu, donde se han disparado los casos de diarrea, lo que hace temer por una epidemia de cólera.
A pesar de esta situación de riesgo sanitario, el estado nutricional de los desplazados no es, por el momento, preocupante, aunque Cáritas advierte que se trata de una situación que puede deteriorarse rápidamente si, por alguna razón, cesa el suministro de comida a los afectados.
Actualmente, los equipos de voluntarios Cáritas están distribuyendo ayuda de primera necesidad (comida, mantas, mosquiteras y enseres domésticos) a varios asentamientos de desplazados: 8.500 personas en Bungoma, 36.000 en Eldoret, 1.000 en Kericho, 800 en Mombasa y 12.500 en Nairobi, Kitale y Nakuru. También ha suministrado material sanitario urgente a ocho centros hospitalarios en Nairobi, Migori, Eldoret, Kisumu, Mombasa y Kericho.
Cáritas Kenia ha lanzado una petición urgente de ayuda para hacer frente a las necesidades de esta emergencia, al que respondió inmediatamente Cáritas Española, con el envío de 100.000 euros.
