Restituir la infancia para dar un futuro al mundo es la campaña de solidaridad de la Associazione Italiana Amici di Raoul Follereau (AIFO): una propuesta para los niños de todo el mundo que viven en condiciones de infancia negada y que esperan poder jugar, estudiar y vivir serenamente.
Todos los niños tienen derecho a la salud y a la educación para un crecimiento sano y sereno, que les permita realizar plenamente su propia personalidad. Los niños que viven en contextos de pobreza, guerra, analfabetismo y explotación son siempre los sujetos más débiles y no tienen la posibilidad de vivir su infancia. En los últimos 15 años la situación sanitaria de los más pequeños ha empeorado en los países del sur del mundo. El número de las vacunaciones de rutina ha disminuido y el nivel de mortalidad infantil ha aumentado. En su conjunto, en el mundo hay 400 millones de niños que no tienen acceso al agua potable, 270 millones a los servicios sanitarios y 124 millones no pueden ir al colegio. Cada año, 50.000 niños enferman de lepra. Los niños que sufren de discapacidades tienen todavía más desventajas pues a menudo no tienen a nadie que cuide de ellos y la sociedad los margina.
La AIFO ha elegido ocuparse de ellos a través de sus intervenciones de lucha contra la lepra, y ofreciéndoles servicios sanitarios de base y de rehabilitación. Particular interés se pone en la medicina escolar y en la salud materno-infantil a las que se dirigen actividades como las vacunaciones, las integraciones alimenticias para los niños mal nutridos, la asistencia a los niños seropositivos y el cuidado de enfermedades como las infecciones respiratorias y la malaria.
El objetivo de esta campaña es restituir a estos niños su infancia, darles una esperanza de futuro permitiéndoles alcanzar la plena salud psicofisica, ofrecerles rehabilitación física y social y acceso a una educación que responda a las diferentes necesidades de cada uno, sirviéndose de un tipo de aproximación integrada y apropiada que mire al bienestar y al crecimiento global de la persona. Apoyar a los niños quiere decir darles un futuro sereno, promover el desarrollo de las familias y de las comunidades a las que pertenecen y combatir la pobreza y la marginación en el sur del mundo.
El sida es uno de los dramas africanos que marca desde hace décadas el continente. Según el informe AIDS Epidemic Update del 2005, publicado por el United Nations Joint Programme on HIV/AIDS (UNAIDS) y la organización Mundial de la Salud (OMS), en el África central más del 60% de las personas están afectadas por VIH. En la mayor parte de los países del sur del Sahara la situación parece estar estable o bien ha empeorado. Sin embargo, algunos países están trabajando en una prometedora disminución del virus en los individuos adultos, gracias en parte a una labor de prevención. Estos resultados son particularmente importantes para los proyectos del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (JRS) que atiende a las víctimas de la enfremedad en África.
En Costa de Marfil, un país destrozado por la guerra, el JRS inauguró en 2003 un proyecto que facilita soporte psico-social y tratamiento médicos a las personas enfermas del virus, ofreciendo la posibilidad de realizar la prueba analítica a toda la población de Bouaké, ciudad del Norte controlada por los rebeldes. En noviembre de 2005, comenzó un segundo proyecto dedicado en particular a la prevención del sida en las áreas más pobres de la ciudad, como complemento del primer proyecto destinado a la sensibilización sobre la enfermedad.
Continúa incesante el trabajo de las hermanas y los hermanos Misioneros de la Caridad entre los enfermos de sida marginados por la sociedad. Fieles al carisma de su fundadora, la beata Teresa de Calcuta, van directamente a las casas de los enfermos que están en el tercer o cuarto estadio de la enfermedad, para los que no se ha preparado todavía ninguna vacuna, y les facilitan la medicación que precisan.
El instituto Shanti Bhavan acoge a los hombres enfermos de sida, de los cuales algunos mueren pero, en otros casos, sus condiciones de salud mejoran e incluso pueden volver a llevar una vida normal. Las Misioneras de la Caridad asisten, por su parte, a las mujeres enfermas de sida en el complejo Shanti Dan. Estas son las dos únicas instituciones católicas presentes en Calcuta que cuidan exclusivamente de los enfermos de sida. En comparación a los otros distritos indios, en Sonagachi, el barrio de prostitutas de Calcuta, se registra el número menor de prostitutas seropositivas, mientras que en Bombay se encuentra el numero mayor con el 70% de infecciones; le siguen Chennai con el 60% y Delhi con el 40%. Las organizaciones no gubernamentales que trabajan en el área de Sonagachi han logrado, gracias a su trabajo de prevención e instrucción, reducir la tasa de infección entre las prostitutas al 9%.
Todos los niños tienen derecho a la salud y a la educación para un crecimiento sano y sereno, que les permita realizar plenamente su propia personalidad. Los niños que viven en contextos de pobreza, guerra, analfabetismo y explotación son siempre los sujetos más débiles y no tienen la posibilidad de vivir su infancia. En los últimos 15 años la situación sanitaria de los más pequeños ha empeorado en los países del sur del mundo. El número de las vacunaciones de rutina ha disminuido y el nivel de mortalidad infantil ha aumentado. En su conjunto, en el mundo hay 400 millones de niños que no tienen acceso al agua potable, 270 millones a los servicios sanitarios y 124 millones no pueden ir al colegio. Cada año, 50.000 niños enferman de lepra. Los niños que sufren de discapacidades tienen todavía más desventajas pues a menudo no tienen a nadie que cuide de ellos y la sociedad los margina.
La AIFO ha elegido ocuparse de ellos a través de sus intervenciones de lucha contra la lepra, y ofreciéndoles servicios sanitarios de base y de rehabilitación. Particular interés se pone en la medicina escolar y en la salud materno-infantil a las que se dirigen actividades como las vacunaciones, las integraciones alimenticias para los niños mal nutridos, la asistencia a los niños seropositivos y el cuidado de enfermedades como las infecciones respiratorias y la malaria.
El objetivo de esta campaña es restituir a estos niños su infancia, darles una esperanza de futuro permitiéndoles alcanzar la plena salud psicofisica, ofrecerles rehabilitación física y social y acceso a una educación que responda a las diferentes necesidades de cada uno, sirviéndose de un tipo de aproximación integrada y apropiada que mire al bienestar y al crecimiento global de la persona. Apoyar a los niños quiere decir darles un futuro sereno, promover el desarrollo de las familias y de las comunidades a las que pertenecen y combatir la pobreza y la marginación en el sur del mundo.
El sida es uno de los dramas africanos que marca desde hace décadas el continente. Según el informe AIDS Epidemic Update del 2005, publicado por el United Nations Joint Programme on HIV/AIDS (UNAIDS) y la organización Mundial de la Salud (OMS), en el África central más del 60% de las personas están afectadas por VIH. En la mayor parte de los países del sur del Sahara la situación parece estar estable o bien ha empeorado. Sin embargo, algunos países están trabajando en una prometedora disminución del virus en los individuos adultos, gracias en parte a una labor de prevención. Estos resultados son particularmente importantes para los proyectos del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (JRS) que atiende a las víctimas de la enfremedad en África.
En Costa de Marfil, un país destrozado por la guerra, el JRS inauguró en 2003 un proyecto que facilita soporte psico-social y tratamiento médicos a las personas enfermas del virus, ofreciendo la posibilidad de realizar la prueba analítica a toda la población de Bouaké, ciudad del Norte controlada por los rebeldes. En noviembre de 2005, comenzó un segundo proyecto dedicado en particular a la prevención del sida en las áreas más pobres de la ciudad, como complemento del primer proyecto destinado a la sensibilización sobre la enfermedad.
Continúa incesante el trabajo de las hermanas y los hermanos Misioneros de la Caridad entre los enfermos de sida marginados por la sociedad. Fieles al carisma de su fundadora, la beata Teresa de Calcuta, van directamente a las casas de los enfermos que están en el tercer o cuarto estadio de la enfermedad, para los que no se ha preparado todavía ninguna vacuna, y les facilitan la medicación que precisan.
El instituto Shanti Bhavan acoge a los hombres enfermos de sida, de los cuales algunos mueren pero, en otros casos, sus condiciones de salud mejoran e incluso pueden volver a llevar una vida normal. Las Misioneras de la Caridad asisten, por su parte, a las mujeres enfermas de sida en el complejo Shanti Dan. Estas son las dos únicas instituciones católicas presentes en Calcuta que cuidan exclusivamente de los enfermos de sida. En comparación a los otros distritos indios, en Sonagachi, el barrio de prostitutas de Calcuta, se registra el número menor de prostitutas seropositivas, mientras que en Bombay se encuentra el numero mayor con el 70% de infecciones; le siguen Chennai con el 60% y Delhi con el 40%. Las organizaciones no gubernamentales que trabajan en el área de Sonagachi han logrado, gracias a su trabajo de prevención e instrucción, reducir la tasa de infección entre las prostitutas al 9%.
