2 de juny del 2007

ITE-120. Noticia-Misión


“Tener un corazón grande para llegar a todos sin ahorrar esfuerzos para lograrlo”. Es la indicación del prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos a las Obras Misionales Pontificias (OMP). Las OMP son una institución de la Iglesia universal y de cada Iglesia particular, surgidas con el objetivo de apoyar la actividad misionera de la Iglesia en las regiones no cristianas y dependen de este dicasterio misionero, cuyo prefecto es el cardenal indio Ivan Dias. Se configuran en una única institución con cuatro Obras diferentes: la Obra de la Propagación de la Fe, la Obra de San Pedro Apóstol, la Obra de la Infancia Misionera y la Unión Pontificia Misional.
Se ha celebrado en Roma, la Asamblea Anual de las OMP que ha contado con la participación de 115 directores nacionales de los cinco continentes. Son los encargados de decidir la distribución de los fondos que se han recogido en el último año en todo el mundo, atendiendo a criterios de equidad, justicia y necesidad. El secretario adjunto del dicasterio misionero y presidente de las OMP, monseñor Henryk Hoser cerró la Asamblea recordando las palabras del cardenal Dias: “trabajar corazón a corazón; estamos aquí al servicio de la Iglesia misionera”, recordando a los directores nacionales que su primera tarea no es tanto la recogida de donativos para las distintas necesidades, aún siendo numerosas en el mundo, sino sobre todo la animación misionera. “Debéis tener un corazón grande para llegar a todos sin tener en cuenta los esfuerzos necesarios para lograrlo”, les pidió, exhortándoles igualmente a llevar adelante su labor con responsabilidad y transparencia como administradores de los bienes recibidos.
El presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, destacó la importancia de la visita de Benedicto XVI, subrayando la muy relevante acción de la Iglesia católica en el país y en el continente americano. En un programa radiofónico oficial del Gobierno, Lula afirmó que la llegada del Papa para inaugurar la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida es un hecho sumamente trascendental, pues la Iglesia católica tiene un papel extraordinario en América Latina. No sólo tiene un papel en la evangelización de las personas, sino también un sentido muy intenso de elevar el nivel de la conciencia de la gente. También afirmó Lula que la Iglesia participa en casi todas las actividades públicas y privadas a favor de pueblo más pobre, de los oprimidos.

Benedicto XVI ha dado su apoyo a la campaña promovida por once cardenales y obispos, junto a otras organizaciones católicas, para pedir que el desarrollo de los países pobres se convierta en una prioridad en la agenda de la próxima cumbre del Grupo de los siete países más industrializados y Rusia (G8), prevista para el mes de junio en Alemania. La delegación del grupo del que salió esta iniciativa, encabezada por el arzobispo de Tegucicalpa, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, informó al Papa sobre los encuentros que ha mantenido con los jefes del gobierno británico, alemán e italiano. La iniciativa se propone, en particular, enviar a la canciller alemana, Angela Merkel, y a los gobiernos de los países más industrializados, un comunicado en el que explicarán y recordarán las promesas que han hecho a los más pobres. El cardenal Rodríguez Maradiaga ha declarado que el Papa ha pedido a la canciller alemana que ponga la pobreza en el corazón de la cumbre del G8 de 2007 y esta iniciativa ha de ser forzosamente aceptada porque no se puede tolerar que los pobres mueran cada día porque no tienen un techo, medicinas básicas y agua potable. El mundo tiene los medios para eliminar la pobreza. La delegación está apoyando la campaña internacional “Haz que la ayuda funcione, ¡el mundo no puede esperar!”, coordinada por CIDSE, una alianza de 15 organizaciones católicas de ayuda de Europa y América del Norte, y por Caritas Internationalis.