10 d’agost del 2007

ITE-121. Cartas de los niños a Jesús

Con frecuencia circulan por internet mensajes con archivos adjuntos que contienen reflexiones más o menos trascendentes o chistes más o menos buenos. Mucha gente que los recibe los vuelve a enviar a sus amigos y conocidos. Uno de los que recientemente ha dado la vuelta al mundo es una supuesta colección de mensajes que diversos niños dirigieron a Jesús. Es posible que sean ciertos o bien que sólo sea una invención. No obstante, son unos textos simpáticos que nos complace reproducir.

En un colegio del sur de Italia un maestro de primaria tenía por costumbre pedir a los alumnos que escribieran una carta a Jesús. De la colección de cartas recogidas en varios años, esto es un extracto de algunas joyas de estos pequeños filósofos. La traducción es de Javier Rodríguez Val.

En la catequesis nos han dicho todo lo que haces. Pero cuando estás de vacaciones, ¿quién te sustituye? Marina.
En carnaval me voy a disfrazar de diablo. No te importa, ¿verdad? Miguel.
¿Tú cómo sabías que eras Dios? Carlos.
¿De verdad eres invisible o es sólo un truco? Juan
¿La jirafa la querías hacer así o fue un accidente? Patricia.
Cuando tu padre hizo el universo, ¿no era mejor que en vez del domingo hubiera descansado los días de cole? Enrique.
Está bien que hayas hecho tantas religiones, pero ¿no te confundes nunca? Francisco.
¿El Padre Mario es amigo tuyo o solo es un compañero de trabajo? Antonio.
Me gusta mucho el padrenuestro. ¿Se te ocurrió enseguida o lo tuviste que hacer varias veces? Yo siempre que escribo algo lo tengo que repetir. Andrea.
Me gustaría saber cómo se llamaban tu buey y tu mula. Valentina.
¿Los pecados los marcas en rojo como la maestra? Clara.
¿Cómo es que hacías tantos milagros antiguamente y ahora ya no los haces? Jacobo
¿Tú las cosas las sabes antes de que se inventen ? Daniela.
Cuándo hiciste el primer hombre, ¿funcionaba bien como nosotros ahora? Tomás.
Si no llegas a extinguir a los dinosaurios, no habríamos tenido sitio nosotros. Lo has hecho muy bien. Mauricio.
Te mando una poesia: Te quiero porque, con lo que nos das, vivir nos harás, pero me tienes que decir ¿por qué nos dejas morir? Daniel
Yo soy italiano, ¿y tu? Roberto
Gracias por el hermanito, pero yo lo que había pedido era un perro. Gianluca.
¿Cómo es que no has inventado ningún animal en los últimos tiempos? Tenemos los de siempre. Laura.
Por favor pon un poco de vacaciones entre Navidad y Semana Santa. Es que ahora en medio no hay nada. Marco.
Por favor, mándame un cachorrito. Nunca te he pedido nada, lo puedes comprobar. Bruno.
Me gustaría que hicieras gente que no se rompa tanto. A mí ya me han puesto tres puntos y una inyección. Sandra.
A lo mejor Caín y Abel no se hubieron matado si hubieran tenido una habitación cada uno. Con mi hermano funciona. Lorenzo.
Si de verdad volvemos a vivir, por favor no me hagas como a Annalisa Beccacci, que es una antipática. Diana
Hace mucho que espero la primavera pero todavía no ha llegado. ¡No te la olvides! Silvia.
No te preocupes por mí. Yo miro siempre a los dos lados antes de cruzar. Marco.
Para mí la máquina de coser es uno de tus mejores inventos. Rosana.
Seguro que para tí es dificilísimo querer a todos en todo el mundo. En mi familia sólo somos cuatro y yo no lo consigo. Violeta.
A veces pienso en tí aunque no esté rezando. Ricardo.
Si me miras el domingo en la iglesia, te enseñaré mis zapatos nuevos. Miguel.
De todos los que trabajan contigo yo prefiero a san Pedro y san Juan. Rino.
Me llamo Andrés y soy bajo y delgado, pero no soy debilucho. Mi hermano dice que tengo una cara horrible, pero me alegro, porque así no tendré una mujer que me esté molestando siempre y contándome chismes. Andrés.
Ya no me he vuelto a sentir sola desde que he descubierto que existes. Nora.
Hemos estudiado que Tomás Edison descubrió la luz. Pero en la catequesis dicen que fuiste tu. Yo creo que te robó la idea. Daria.
No creo que pueda haber un Dios mejor que tu. Bueno, quería que lo supieras, pero no creas que te lo digo porque eres Dios, ¿eh? Valerio.
¡Qué listo eres! Todas las noches consigues poner las estrellas en el mismo sitio. Caterina.
¿Sabes que me gusta mucho cómo has hecho a mi novia Simonetta? Mateo.
Yo creía que el naranja no pegaba con el morado. Pero luego he visto el atardecer que hiciste el martes ¡Es genial! Eugenio.