27 de febrer del 2009

ITE-130. Noticia-Misión

Ha cumplido 50 años la gran “máquina” de los medios de comunicación administrada por los Jesuitas, el Kuangchi Program Service y el Guanachi Cultural Group, respectivamente la casa editorial y la publicación, siempre al servicio de la evangelización en Taiwán. En este medio siglo de actividad, la editorial ha contribuido notablemente a la educación social, cultural y religiosa siguiendo los principios de la verdad, la bondad y la belleza. Además ha sido muy estimada por la sociedad y la gente común, convirtiéndose en una referencia para los medios de comunicación y las otras publicaciones.
Dentro de las celebraciones por los 150 años de la evangelización de Taiwán, la Comisión ejecutiva de Voice of the Catholic Church Association, el ente para las Comunicaciones sociales de la Conferencia Episcopal de Taiwán, ha decidido encargar al Kuangchi Program Service y al Guanachi Cultural Group la producción de productos multimedia, como DVD o CD para la evangelización.
En 1958 Taiwán registraba todavía un vacío en lo que concierne a la televisión y el jesuita americano P. Phillip Bourret fundó el “Kuangchi Recording Studio” para la producción de programas radiotelevisivos, que se llama hoy “Kuangchi Program Service”. En 1961 se registró el “Kuangchi Cultural Audiovisual Program Service” como organización no lucrativa. Todo un conjunto de medios de comunicación al servicio de la Iglesia de Taiwán.

El 24 de noviembre de 2008 tuvo lugar en Nagasaki la beatificación de 188 mártires japoneses del siglo XVII. Ha sido la primera causa de beatificación propuesta por obispos japoneses, y es particularmente significativa para la comunidad católica del país, especialmente porque los 188 mártires son en su mayoría laicos, entre ellos mujeres, niños y familias enteras. Cinco son sacerdotes (cuatro jesuitas y un agustino). Los obispos japoneses destacan que murieron por defender el derecho a profesar con libre conciencia la fe en su propio Dios.
Ha sido una gran oportunidad para que la Iglesia pudiera dar testimonio en Japón. El ejemplo de los mártires alienta a los cristianos con un mensaje muy fuerte para los jóvenes, los laicos, las mujeres y las familias cristianas. Las “familias mártires” recuerdan que toda familia, como iglesia doméstica, está llamada a vivir y testimoniar la fe.
Los 188 mártires japoneses fueron asesinados entre 1603 y 1639. El mas conocido es Pietro Kassui Kibe que nació en 1587, cuando en Japón ya existían las persecuciones. En febrero de 1614 un edicto impuso la clausura de las iglesias católicas y la confinación de todos los sacerdotes en Nagasaki,. Kibe fue ordenado sacerdote el 15 de noviembre de 1620 y pronunció votos como jesuita el 6 de junio de 1622. Fue capturado en Sendai en 1639 junto a otros dos sacerdotes. Fue torturado, se negó a abjurar y fue martirizado en Tokyo. Uno de sus compañeros de martirio fue Michele Kusurya, llamado “el buen samaritano de Nagasaki”. Subió la “colina de los mártires”, a las afueras de la ciudad, cantando salmos. Murió como muchos, amarrado a un palo y quemado a fuego lento.
Otro de los beatos es Nicola Keian Fukunaga que murió en un pozo de fango y hasta el último momento rezó a voz alta pidiendo perdón “por no haber llevado a Cristo a todos los japoneses”.
Entre los mártires hay 52 fieles de Kyoto, martirizados en 1622, y 53 de Yamagata, muertos en 1629. Uno de los testimonios más conmovedores es el de una familia entera de Kyoto, Juan Hashimoto Tahyoe y su mujer Thecla, martirizados junto a todos sus hijos el 6 de octubre de 1619.
Japón fue evangelizado por el santo español Francisco Javier entre 1549 y 1552, y muy pronto la recién nacida Iglesia japonesa sufrió una dura persecución. Los primeros mártires, guiados por San Pablo Miki y crucificados en Nagasaki en 1597, fueron canonizados en 1862 por Pío IX. Otros 205 fueron beatificados en 1867.